Natalia Carolina
Blanco, madre de dos hijas menores, de las cuales una de ellas padece una
discapacidad, se acercó acompañada por su hermana María
Esther Peralta, para expresar su angustia al no poder lograr la restitución de
las niñas. Las nombradas detallan en una nota que hicieron pública, de la
situación donde involucran a la Jueza Rosana Glibota del Juzgado del Menor y la
Familia de Pcia. Roque Sáenz Peña.
Dicha nota que la titulan “Dra.
Glibota devuélvame a mis Hijas” expresa textualmente: “Desde hace mas de dos
años que quienes suscriben viven el calvario de tener que soportar los
maltratos y decisiones de la Juez del Menor y la Familia de la ciudad de Pcia.
Roque Sáenz Peña, quien se apropio de mis hijas Micaela Abigail Blanco y Tamara Ayelén Verón, una de ellas discapacitada, primero las internó y luego a la que
no sufre discapacidades (Micaela Abigail) sin mi consentimiento la entregó en
guarda preadoptiva, sin devolvérmelas pese a los reclamos que por distintas vías
he realizado.
Mis hijas, luego de una enfermedad psíquica
que padecí, me fueron sacadas e internadas en el Hogar Don Orione de Sáenz
Peña.
Al enterarse de esta situación mi
hermana que suscribe la presente María Esther Peralta, concurre al Juzgado de
la Familia para pedir hacerse cargo de las mismas, atendiéndola la Dra. Glibota
negándole las mismas y que no me podía entregar.
Desde ese día hemos sufrido un
constante maltrato por parte de la Sra. Jueza Rosana Glibota, quien
primeramente no nos atendió correctamente y luego sus malos tratos se fueron
sucediendo, cada vez en forma más agresiva, siempre verbalmente.
No entendíamos el porqué del
maltrato y la no devolución de mis hijas hasta que nos enteramos que una
empleada del Juzgado del Menor y la Familia (Elsa Quijano, ex Jefa de Mesa de
Entradas) quería quedarse con una de mis hijas, la que no posee discapacidad, y
para ello se fueron realizando acciones en los expedientes sociales y civiles
en las que supuestamente yo como madre y mi hermana nos quedábamos sin derecho
a reclamar mis hijas.
La Sra. Jueza ante su incapacidad de
darnos una respuesta con su maltrato no obligó hacerle una denuncia ante la
Oficina de Atención Ciudadana, y como sabe de qué económicamente no nos sobra
dinero, nos hace ir y venir a audiencias para que nos agotemos y no la
reclamemos más.
Ante nuestra denuncia en la ciudad
de Resistencia, se le obliga a la Jueza a realizar en la Guarda Judicial una
Audiencia conjuntamente con quien tiene en su poder a mi hija la Sra. Elsa Quijano,
en dicha audiencia debíamos ser atendidas por la Defensora Oficial en turno,
concurrimos a ver a la Dra. Estela Derka, fuimos a vinimos de Machagai a Sáenz
Peña, llegó la fecha de la audiencia y la Dra. Derka no nos quiso atender, se
excuso en la causa y suspendieron la audiencia.
Se fijó fecha para otra audiencia,
fuimos y vinimos de Machagai a Sáenz Peña en esta ocasión atendidas por la Dra.
Paola Soto, llegó la fecha de la audiencia, y no analizó nuestro expediente, no
nos escucho y es al día de la fecha que nadie hizo ninguna presentación con
nuestro pedido de que me devuelvan mis hijas.
No sé si la Dra. Glibota será madre,
si las Dras. Derka y Soto, lo son, pero si nos queda claro, que quiero
recuperar a mis hijas, que me las devuelvan, yo no las quiero dar en adopción y
la Sra. Elsa Quijano me la va a tener que devolver, porque Dios me hizo madre
de las mismas y a la fecha, pasa y pasa el tiempo y no las puedo recuperar, de
allí que necesito que esta situación sea público conocimiento.-
Necesito que el Superior Tribunal de
Justicia o el Consejo de la Magistratura me ayuden, que miren los expedientes
del área social en donde hay notificaciones que nunca me hicieron y donde
supuestamente he perdido mis derechos.
Lo que no sabe la Jueza es que yo
nunca perderé mi calidad de madre de mis hijas y por ello solicito me las
devuelva.
La Dra. Glibotta me ha maltratado
todas y cada una de las veces que me atendió, me cuestiona de que vivirán mis
hijas, me presiona para saber si me asesoran o no, pero no le interesa
devolvérmelas, realmente no entiendo porque no me quieren entregar a Tamara y Micaela, yo no quiero que sean adoptadas ni presto mi consentimiento para ello,
espero que tanto la Jueza de Familia como las Defensoras Oficiales nunca les
toque vivir una situación similar a la que vivo.
Les pido a quienes puedan ayudarme
lo hagan, necesito ver, acariciar, mimar, besar a mis hijas y la Dra, Glibota
hace más de dos años no me lo permite. Dios y la Virgen me ayuden”, culmina la
carta firmada por Natalia Carolina Blanco DNI 30.829.818, domiciliada en la
calle Juncal-Quinta 4 y María Esther Peralta DNI 18.189.528 domiciliada en el
Barrio Industrial, camino al Aguará de la ciudad de Machagai.
Gentileza de Diario Norte
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